¡Corina, encantada!

A lo largo de mi trayectoria como videógrafa he descubierto que no hay nada más poderoso que capturar la verdadera esencia del amor y transformarla en una película. Creo que una boda no se graba: se respira, se siente… y que cada mirada, cada gesto y cada lágrima merecen contarse con la misma intensidad con la que se viven.

Persiguiendo lo que me apasiona, mi misión no es solo documentar vuestra boda, sino inmortalizarla con un lenguaje cinematográfico que os haga sentiros protagonistas de vuestra propia película, con un estilo delicado y profundamente emotivo.

En el día más importante de vuestro amor, me encargo de no perderme ningún detalle, de mostrar vuestra historia de la manera más genuina y, al mismo tiempo, de haceros sentir lo más cómodos posible, implicándome como una amiga, porque sé que la confianza lo es todo en un día tan especial.

Convierto bodas

en películas de amor.